Cuenta regresiva: ¿victoria anunciada o derrota estrepitosa?

 

José Luis Valdés Ugalde

 

Para el día de hoy, una vez pasado y decantado el debate de anoche entre Obama y Romney, es posible que ya se pueda perfilar en forma definitoria el desenlace de lo que ya se ha convertido en una cerrada contienda por la Casa Blanca. Las encuestas, que por lo general han acertado en las presidenciales estadunidenses, han cambiado desde el debate del 5 de octubre en Denver, al que Obama llegó aventajando a su rival por siete puntos, ventaja que perdió por el aún no claro, pero lamentable bajo perfil asumido por el Presidente. Aunque son bastante cambiantes, éstas pronostican un resultado incierto. Real Clear Politics (RCP) da un empate técnico al ubicarlos en 47%, Rasmussen le concede 49 a Romney y 48 a Obama; Gallup da 49 vs 47 a Romney; Fox News 46 vs 45 también para Romney; en cambio, Político le da 49 a Obama y 48 a Romney; IBD los sitúa en 47 a ambos y, ABC, pone a Obama en 49 y a Romney en 46 puntos. En suma, se trata de porcentajes que por ser tan cerrados sitúan la contienda en un empate técnico.

 

¿Por qué ha ocurrido todo esto en un periodo de tan corto? ¿Cómo es que una campaña tan desorganizada, caótica y esquizofrénica como la de Romney haya podido trascender? Más todavía, ¿cómo es que un presidente que sufre un índice de desempleo de 7.8% y una crisis económica aún sin resolverse, haya podido mantenerse arriba por meses y hasta hoy siga dominando en los llamados swing states? Por ejemplo, en Iowa, Obama supera a Romney 48 a 46, en Nevada 48-46, en New Hampshire 48-47, en Wisconsin (el estado de Paul Ryan) 50-47, en Virginia 48-47, en Ohio 48-46, en Michigan 48-44 y en Pensilvania 49-44. Estos estados, además del de Florida, en donde están empatados, son decisivos para vencer en la contienda. En total suman 93 votos electorales ante el Colegio Electoral, el que finalmente decide el resultado. Se trata de la diferencia necesaria que aseguraría a Obama los 270 votos necesarios para ganar o, de perderla, le daría a Romney (aunque con menos ventaja) el triunfo.

 

Por otro lado, se empieza a especular sobre las posibilidades de que uno gane el voto popular (Romney), pero el otro (Obama) el electoral y por lo tanto la presidencia. Todo lo cual presenta un escenario similar al de 2000, cuando Gore le ganó a Bush en voto popular para perder en el Colegio Electoral, una vez que se dirimió por la Suprema Corte la crisis de Florida dadas las muchas irregularidades electorales presentadas en ese estado. Aunque no tan dramático como el de 2000, casos similares se han presentado en 1824 y 1877. Sin olvidar desde luego la gran sorpresa de Truman, quien contra todo pronóstico se reeligió en 1948 o, en un sentido contrario, la de Carter, quien como presidente perdió estrepitosamente la reelección frente a Reagan en 1980. El caso de Obama ha recordado a muchos 1948, 1980 y 2000. Se trata, no obstante, de un caso bastante distinto. Aunque Obama confronta desventajas serias al haber perdido su condición de favorito, su aceptación entre independientes (seis puntos arriba), entre las mujeres (53%), con los latinos (75%), los afroestadunidenses (99%), la mayoría de la población homosexual, joven y estudiantil, aunado a 47% de personas que creen que el país va en la dirección correcta (la misma de Bush cuando se reeligió), no le plantea un escenario radicalmente adverso para su reelección. Todo esto desde luego en el entendido de que Obama no tire por la borda las ventajas de su carisma, sus dotes oratorias y argumentales y su racionalidad programática, durante los próximos 20 días que quedan para la elección. Así, del desempeño de Obama y de su campaña dependerá, por un lado, la continuidad de lo que se ha concebido como una presidencia histórica y modernizadora y, por el otro, la desarticulación de la agenda republicana que hoy por hoy resulta de un extremismo regresivo tal que ofende la inteligencia política de amplios sectores de estadunidenses que en el pasado reciente ya han dado muestras de moderación y de querer salir del aldeanismo político que representa el dúo Romney-Ryan.

 

                Investigador y profesor de la UNAM

 

                Twitter: @JLValdesUgalde