La ventaja del presidente

 

04 de octubre de 2012

 

Emilio Zebadúa

 

En un sistema donde la elección del presidente no depende de la suma aritmética de los votos ciudadanos, la contienda entre Barack Obama y Mitt Romney se decidirá en tres, quizás cuatro estados (Ohio, Florida, Virgina, Pennsylvania, en particular). Pero en general, las encuestas se han ido abriendo lo suficiente como para anticipar la reelección del presidente Obama.

 

El debate de ayer en Denver, Colorado volvió a mostrar, no las diferencias entre los dos candidatos, Barack Obama, Demócrata, y Mitt Romney, Republicano, sino las enormes similitudes en sus propuestas. Ambos ocupan lugares cercanos en el centro del espectro político de Estados Unidos; un “centroque está a la derecha, dicho sea de paso. Y esa cercanía es la que le da mayor fuerza al presidente en su aspiración reeleccionista. En realidad, el triunfo del Presidente Obama se resolvió hace mucho, antes de las Convenciones de los partidos Demócrata y Republicano; antes incluso de que Romney tuviera los delegados suficientes asegurados dentro de la elección interna de su partido.

 

La campaña republicana en contra de Obama ha seguido dos lógicas independientes que, al final, convergieron en la candidatura de Mitt Romney, pero que no son compatibles entre , o siquiera complementarias. Por un lado, la ofensiva de la “extrema derecha”, un grupo representado alternativamente en los últimos años por Sarah Palin, Rick Santorum, Michelle Bachmann y Newt Gingrich.

 

La extrema derecha no tiene la fuerza para presentar un proyecto o plataforma hegemónica en el país, pero si para financiar a un número de políticos que defienden una serie de temas, principalmente relacionadas a las industrias de armas, petróleo, un sector de la industria médica, iglesias conservadoras, entre otras. El grupo fue vencido por McCain, incorporado en la candidatura fallida de Palin a la vicepresidencia en el 2008, y nuevamente vencido por Romney en una larga carrera de cuatro años en la que ningún contrincante a su derecha contó con recursos suficientes para gastar más que las empresas y bancos que están detrás y explican la candidatura de Romney. Éste venció a todos los candidatos de la extrema derecha, no tanto en la votación de las primarias, sino ocupando el centro.

 

La amplia mayoría de la clase dirigente de Estados Unidos —en el sector bancario, la de tecnología y de comunicaciones, la farmacéutica, y las aseguradoras, etc.— están conformes con la política de Obama. El presidente ha consolidado su posición en el “centro”, para lo cual se ha movido a la derecha desde el primer día de su gobierno.

 

Obama ha cumplido en: 1) el rescate de Wall Street, 2) el repliegue en Irak y Afganistán, 3) la política económica con la Unión Europea, Rusia y China, 4) en los controles internos de seguridad e inmigración, y 5) en la reforma a la salud pública (de ahí el voto decisivo en la Suprema Corte por parte de su presidente, el muy conservador John Roberts.

 

El desplazamiento del gobierno de Obama a la derecha ha hecho la batalla por la presidencia en noviembre una cuestión de diferencias marginales. Y Romney está atrapado en esta paradoja: para vencer a Obama tiene que estar cerca en sus propuestas de política; pero la similitud le da ventaja al actual presidente.

 

El autor es Doctor por la Universidad de Harvard

 

 

emilio.zebadua@hotmail.com