La mujer que enredó al Servicio Secreto

 

Por: Jerly Calvo Licero / Cartagena

 

Pocos saben quién es Dania Londoño. Algunos afirman que es una mujer reservada, detallista. Dicen que ahora está en Caracas.

 

La última vez que Dania Londoño Suárez caminó tranquila por las calles de Cielo Mar, en Cartagena, lo hizo con Valentino, un french poodle blanco, juguetón y amistoso que acostumbraba a sacar todas las tardes. Se la vio parca, como siempre. Un buenos días, un buenas tardes. A sus 24 años, no era de muchas palabras en el vecindario.

 

Estatura media, piel bronceada, cabellos lacios. “Hermosa, sencillamente hermosa”, recuerdan quienes la vieron entrar a bares del cordón amurallado de Cartagena.

 

Y en Cielo Mar —un barrio de tres hectáreas que se volvió exclusivo hace una década, vecino de la playa y del aeropuerto Rafael Núñez, al que ahora no paran de llegar cámaras de televisión y fotográficasya no está Dania. Partió o huyó. Se perdió junto con Valentino y Mateo (su hijo, de 9 años), con quienes vivía. Nada dijo. Nadie la vio salir.

 

Dania vivía allí desde hacía un año y tres meses, en el segundo piso de una casa blanca y pintoresca. Pagaba $900 mil de arriendo. Estudiaba Estética. Se sabe que es madre soltera. Que no tenía novio. Que es de pocos amigos y de pocas palabras. Que cada mañana acompañaba a su hijo a esperar el transporte escolar.

 

Que es trabajadora, que es cordial en su trato, que es una buena madre, que es educada, que en las noches frecuentaba bares del centro histórico en busca de clientes, que tiene especial gusto por los hombres bien parecidos, que es ambiciosa, que le encanta usar ropa de Studio F, que sólo toma whisky o champaña. De Dania se dice mucho.

 

Muy querida, muy educadita y como tranquila. No era de bullicios ni rumbas en su apartamento. A veces salía sola, a veces con el niño. Todo lo nuevo que de ella es porque lo han dicho los medios”, indicó una vecina del barrio que pidió la reserva de su nombre.

 

Según el diario estadounidense The New York Post, Dania habría sido la mujer que desató el escándalo que ahora tiene en vilo al Servicio Secreto de los Estados Unidos (EE.UU.). Dos días antes de la llegada del presidente Obama a Cartagena para la VI Cumbre de las Américas, Dania cobró US$800 a un agente por una noche en el Hotel Caribe y a la madrugada siguiente reclamó porque el guardaespaldas presidencial sólo quiso pagarle $50.000.

 

Para José Peña, el taxista que la llevó hasta su casa el día del incidente, Dania “parecía una joven como cualquier otra, pinta de universitaria. Muy, muy bonita”. Peña se enteró de lo ocurrido, dice, por la conversación que sostuvo Dania dentro del taxi con la amiga que la acompañaba. A raíz de este incidente, Dania y más de 20 agentes del Servicio Secreto terminaron en la picota pública.

 

“Ella no parecía molesta cuando iba en el taxi —dijo Peña—. Incluso hasta se reía por raticos. Comentaba que el hombre era de la seguridad de Obama, que se lo había dicho desde que estaban en la discoteca. Que el hombre fue grosero porque además de darle sólo $50.000, le cerró la puerta del hotel en la cara”.

 

No hay certeza del lugar donde nació Dania. Muchos coinciden en que su acento parecía caleño y que su hijo nació en San Andrés.

 

Gutenberg Mendoza, un albañil de la zona, fue contratado hace un par de semanas por Dania: “Quería una manito de pintura en el apartamento, un trabajo sencillo por el que le cobré $80.000. Tres días de trabajo”.

 

Dania era detallista, ordenada, meticulosa. “Su apartamento siempre estuvo arregladito. Ella vivía acicalada y con buena presencia”, dice Gutenberg.

 

Vestía de negro, de blanco o de flores. Tacones siempre muy altos. Algunas veces vestiditos; otras, blusas escotadas, pero casi siempre vestía de jean ajustado. El cabello siempre suelto, siempre al aire. Su piel alcanzaba un bronceado intenso, saludable, y eso la hacía sentirse bien.

 

Ahora dicen que está en Caracas, Venezuela. Envió por su equipaje a Cartagena el fin de semana, pagó las cuentas pendientes y se fue.

 

Secretaria de Seguridad responde por escándalo

 

El escándalo sexual que involucra al Servicio Secreto de EE.UU. con un grupo de prostitutas en Cartagena, en vísperas de la Cumbre de las Américas, continúa creciendo. Ante el Comité Judicial del Senado, la secretaria de Seguridad nacional, Janet Napolitano, aseguró que no permitirá que se manche el nombre del Servicio Secreto y que seguirán investigando a fondo. Por este escándalo, nueve agentes del Servicio Secreto fueron expulsados o renunciaron.

 

El caso se mueve también en el horizonte político cartagenero. César Pión, concejal del Partido de la U en Cartagena, dijo que ya es hora de “pasar la página” y pensar en otros temas de la ciudad.

 

Por su parte, el secretario de Gobierno de Cartagena, Nausícrates Pérez, exigió a EE.UU. una compensación porque, argumentó, no es cierto que Cartagena sea una ciudad de prostitutas.

 

La U lo certifica

 

Según un estudio de la Universidad de San Buenaventura, el 2% de las universitarias en Cartagena, con edades entre 18 y 27 años, ofrecen sus servicios de acompañantes o ‘escorts’ (en inglés) y se las conoce comúnmente comoprepagos’. Tienen ingresos entre 5 y 8 millones de pesos mensuales, según una mujer que pidió la reserva de su nombre, y sus clientes preferidos son extranjeros.